Y no, no es tan extraña. En realidad es la casa de (casi) toda mi vida...pero no me encuentro.
Se me hace raro, porque no hay mucho que pueda hacer para cambiarlo. Estoy, pero sin estar.
Soy mujer de rutinas, de estar activa y hacer muchas cosas. Si no tengo nada que hacer, me lo invento rápido y me entretengo. Lo que pasa es que, claro, ahora ya ¿pa' qué? Por lo que me queda en el convento...
Y eso, que me siento rara. Con cada patita en un sitio. Y en ninguno a la vez.
(Igual influye un poco el maratón de tele que me he pegado hoy, después de 2 años sin casi verla. Definitivamente la "caja tonta", atonta :p)
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